Las infecciones urinarias son un tipo de infecciones producidas en cualquier área del aparato urinario, es decir, en los riñones, uretra, uréteres o vejiga.
Estas infecciones, generalmente, están causadas por la invasión de bacterias como Escherichia Coli en el tracto urinario, aunque también pueden ser debidas a virus u hongos. En función de la localización de los microorganismos, las infecciones urinarias se pueden dividir en infecciones urinarias de las vías alta o de las vías bajas.
Las infecciones del tracto urinario no suele ser una patología grave, pero presenta síntomas molestos. Además, las infecciones de orina pueden aparece de forma recurrente. Por ello, muchas mujeres buscan remedios caseros y tratamientos farmacológicos que puedan servirles de solución frente a estas infecciones.
A continuación tienes un índice con todos los puntos que vamos a tratar en este artículo.
Una infección urinaria consiste en la presencia de microorganismo en cualquier parte del aparato urinario. La invasión e infección por los microorganismos se puede producir por el extremo inferior de las vías urinarias o por el flujo sanguíneo, afectando de forma directa a los riñones.
Estas afecciones urinarias puede aparecer en niños, hombres y mujeres, aunque es más común en estos dos últimos casos.
De hecho, las mujeres son más propensas a sufrir este tipo de infecciones y cerca del 20-30% de ellas sufrirán al menos un episodio de cistitis a lo largo de su vida.
Las infecciones de orina más comunes son aquellas producidas por bacterias. Concretamente, la bacteria Escherichia coli es el agente causante de la mayoría de las infecciones de orina. Sin embargo, hay casos de infecciones urinarias provocadas por virus, hongos o parásitos.
Como ya hemos comentado, las infecciones de orina tienen una elevada prevalencia en las mujeres y muchas de ellas presentan varias a lo largo de su vida.
Son varios los estudios que indican los factores de riesgo en mujeres jóvenes, los cuales provocan un aumento de la incidencia de infecciones de orina. Entre ellos se encuentran:
Del mismo modo, también los varones pueden presentar infecciones urinarias relacionadas con el sexo, especialmente el sexo anal.
Cuando se habla de infecciones de orina, siempre se tiende a pensar en cistitis. Sin embargo, existe una clasificación de infecciones urinarias en función de la localización de los microorganismos causantes.
A continuación, se detallan los diferentes tipos.
Las vías altas del aparato urinario incluyen los riñones y los uréteres. Cuando se localizan microorganismos en esa región se dice que existe una infección urinaria en las vías altas.
Dentro de este grupo de infecciones urinarias se incluyen las siguientes:
Los síntomas más frecuentes de las infecciones urinarias en las vías altas son náuseas, diarrea, bajo apetito o emesis, es decir, vómitos.
Las vías bajas del aparato urinario hacen referencia a la vejiga, a la próstata y a la uretra. Las infecciones localizadas en esta región son las más frecuentes en las mujeres tras las relaciones sexuales. Además, la uretra de las mujeres es más corta que la de los hombres, lo que explica una mayor prevalencia de las infecciones en ellas.
Por otro lado, el agente causante de las infecciones urinarias suele ser E. coli, un microorganismo habitual del tracto digestivo y en el área entre el ano y la vagina. No existe ningún estudio que haya probado con claridad que esta bacteria se transmita entre parejas sexuales y pueda ser el origen de la colonización sexual.
Según los expertos, la bacteria procede de la flora que coloniza la vagina y la uretra de la mujer, por tanto, no puede considerarse una enfermedad de transmisión sexual (ETS).
Las infecciones de orina no se transmiten por vía sexual, ya que el varón no transmite la bacteria a la mujer a través del coito ni viceversa. Sin embargo, las relaciones pueden favorecer las infecciones urinarias de las vías bajas.
A continuación, se detallan las infecciones más frecuentes de las vías urinarias bajas:
Los síntomas más frecuentes que pueden aparecer por la infección de orina en las vías bajas son los siguientes:
Estos síntomas pueden aparecer de manera individual o combinados.
No debemos olvidar que también existen casos asintomáticos en los que la persona no es consciente de padecer una infección, ya que no muestra ningún síntoma.
El problema de las infecciones urinarias no es solo los incómodos síntomas que la acompañan, sino también el riesgo de que originen otras alteraciones relacionadas como la extensión de la infección o una lesión renal progresiva e irreversible.
Comúnmente se suele decir que la persona que ha padecido una vez cistitis será más propensa a padecerla en más ocasiones. Esto puede deberse a que existen personas cuyo ambiente vaginal es más adecuado o muestra unas condiciones más favorables al desarrollo bacteriano.
Las infecciones de orina recurrentes suelen aparecer en mujeres postmenopáusicas, ya que hay una disminución de los niveles de estrógenos, del volumen residual y del flujo urinario. Además, se produce atrofia de la mucosa vaginal causando sequedad, irritación, etc.
También aparecen infecciones de forma recurrente tras mantener relaciones sexuales. A continuación, mostramos algunos consejos para reducir su frecuencia en este caso:
Una cistitis o cualquier otra infección de las vías urinarias bajas no resulta complicada si se trata desde un primer momento. Por el contrario, si no son tratadas de forma adecuada pueden suponer graves problemas.
Algunas de las complicaciones derivadas de la cistitis que pueden aparecer son las siguientes:
La mayor parte de las infecciones urinarias se curan tras la administración de diversos fármacos. Sin embargo, se pueden adoptar una serie de medidas para paliarlas, sobre todo si son infecciones recurrentes.
A continuación, se comentan algunos de los consejos que evitarán en gran medida el desarrollo microbiano en el tracto urinario:
Los probióticos son un grupo de microorganismos vivos (bacterias y levaduras) que tienen un efecto beneficioso para el organismo. Se trata de microorganismos que habitan el aparato digestivo de forma normal y al consumirlos permiten equilibrar la composición de la flora.
El objetivo del tratamiento contra la cistitis es eliminar los síntomas y el agente causante de la infección. En función del tipo de agente causante, se administrarán unos fármacos u otro. Así, el médico recetará:
Normalmente, la medicación prescrita para las infecciones de orina se toma por vía oral y el tiempo del tratamiento suele ser inferior a las dos semanas. No obstante, siempre dependerá del tipo de infección, del microorganismo causante y del fármaco elegido por el especialista.
Sólo en los casos más graves de infecciones urinarias y con complicaciones añadidas es necesario el ingreso hospitalario.
Existen sencillos remedios caseros utilizados para tratar las infecciones de orina, y en concreto la cistitis. No obstante, no hay que olvidar que estos remedios no pueden sustituir al tratamiento farmacológico establecido por el médico.
Estos remedios caseros no suponen una cura completa, sino que simplemente ayudan. A continuación, se comentan algunos de ellos:
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Las infecciones del tracto urinario propiamente dicho en las mujeres no suelen afectar la fertilidad, pero sí es verdad que deben ser tratadas para evitar que se propaguen al tracto genital con consecuencias negativas sobre la capacidad reproductiva de la mujer.
En el caso de los hombres, las infecciones urinarias sí pueden afectar más frecuentemente la calidad del semen y, por ende, a su fertilidad.
Las infecciones urinarias recurrentes (IUR) constituyen una afectación frecuente de las vías urinarias, especialmente en mujeres jóvenes sexualmente activas, gestantes, y pacientes posmenopáusicas (con atrofia genital por déficit estrogénico) y mujeres con patología urológica.
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Durante la gestación se producen una serie de cambios en el organismo de la mujer que puede aumentar la probabilidad de infección de orina. El riesgo recae en el hecho de que la infección se extienda al torrente sanguíneo y resulte peligroso para el feto y la madre. Por ello, es común hacer análisis de orina en los controles rutinarios del embarazo.
Los riesgos fetales más destacados son: parto prematuro, retraso del crecimiento fetal, bajo peso al nacer o anemia en el bebé.
Puedes obtener más información en este enlace: Cistitis en el embarazo.
No se recomienda tomar ningún antibiótico sin que el médico lo haya indicado. Como hemos comentado más arriba, la cistitis puede estar causada por una bacteria, un hongo o un virus y en función de esto se dará uno u otro tratamiento.
Si se tienen síntomas de cistitis o se sospecha que hay infección de orina, se debe acudir al médico para que aconseje el tratamiento más adecuado.
Sí. La hematuria o presencia de sangre en la orina puede ocurrir como consecuencia de la infección urinaria. Sin embargo, esto no ocurre siempre pese a tener una infección urinaria.
Por supuesto que las infecciones de orina también afectan a los hombres. Sin embargo, su prevalencia es menor aunque los tratamientos suelen ser más duraderos.
Los microorganismos pueden colonizar la próstata de hombres jóvenes y en edad sexualmente activa. Además, el aumento de la próstata por los niveles elevados de testosterona en varones adultos provoca un vaciado incompleto de la vejiga, lo que conlleva una infección de orina.
Es normal que ante la presencia de una infección de orina se produzca un retraso en la menstruación dado la situación de estrés que se genera en el organismo.
El estrés conlleva alteraciones hormonales en la mujer que pueden desembocar en una amenorrea transitoria o a ciclos menstruales irregulares.
Si quieres obtener más información acerca de los efectos de las infecciones urinarias durante el embarazo, puedes visitar el siguiente enlace: Infecciones de orina en el embarazo.
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