Nuevo tratamiento para la asfixia perinatal

Por (embrióloga).
Actualizado el 26/12/2011

Una inversión de tan solo 45.000 € es la responsable de que bebés nacidos con sufrimiento fetal puedan salir adelante sin graves secuelas. Este equipo ha sido adquirido por la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatais del Servicio de Pediatria del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (Chuvi) y su finalidad es el tratamiento del daño cerebral en aquellos recién nacidos que han sido víctimas de sufrimiento fetal. Se trata de un equipo de hipotermia neonatal corporal que incorpora un monitor cerebral y un dispositivo de enfriamiento.

La técnica se denomina Hipotermia activa neonatal y su principio se basa en beneficiarse de las propiedades de neuroprotección que supone la hipotermia. Es decir, se hace descender la temperatura corporal del bebé hasta alcanzar los 33-34ºC consiguiendo de este modo disminuir los daños cerebrales.

Esta técnica ha sido ya probada en varias ocasiones y los resultados han sido muy satisfactorios. Se podrá aplicar en recién nacidos que sufran asfixia o hipoxia cerebral como consecuencia de complicaciones durante el parto. Las patologías que se generan como consecuencia de la hipoxia son la principal causa de discapacidades físicas e intelectuales al principio de la infancia, junto con las infecciones congénitas y alteraciones cromosómicas.

¿Qué es?

La asfixia o hipoxia cerebral supone una supresión o reducción del intercambio gaseoso que puede ocurrir bien a nivel de la placenta o en los pulmones. Esta supresión lleva consigo la inflamación y segregación de una serie de sustancias (acidosis metabólica) que pueden provocar graves lesiones en el cerebro. Se denomina asfixia perinatal porque puede ocurrir en cualquier momento, tanto durante el parto como durante el embarazo e incluso después del nacimiento. La asfixia generalmente irá acompañada de hipoxemia, hipoxia tisular, acidosis metabólica e hipercapnia.

Tal y como comentábamos antes la asfixia perinatal es una de las primeras causas de discapacidades en edades tempranas y de ahí la necesidad de combatirla y tratarla. Puede afectar a más órganos en función del tiempo durante el cual se vea privado de intercambio. En general es al sistema central al que mayores daños causan y su gravedad y secuelas son variables. Algunos de los factores que pueden condicionar su gravedad son los siguientes: concentración y tipo de hemoglobina o lo que es lo mismo, cantidad de oxígeno en el torrente sanguíneo, características de la circulación, etc.

Signos y síntomas

La sintomatología de esta afección depende del grado de severidad de la misma, el tiempo de exposición a la privación de oxígeno y la cantidad de órganos que puedan verse implicados. Por defecto, los primeros órganos que suelen verse comprometidos son sistema nervioso central como comentábamos anteriormente, pero también con frecuencia el riñón, el pulmón y el sistema cardiovascular.

La manifestación más frecuente a nivel de Sistema nervioso central se conoce en conjunto como una Encefalopatía hipóxica isquémica. A nivel cardíaco es frecuente que se den insuficiencias cardíacas, cianosis, taquicardias; y también soplos, que pueden identificarse en el borde izquierdo del esternón. La isoenzima cardíaca de la creatininfosfoquinasa puede aumentar de manera muy significativa y su determinación es en ocasiones crucial para el diagnóstico y supervivencia de los afectados.

Se produce con frecuencia el conocido síndrome de aspiración del meconio y a nivel de los riñones y vías urinarias puede darse una necrosis tubular o depósito de mioglobina como consecuencia de la destrucción tisular. Se detectaría oligouria, secreción anómala de hormona antidiurética, hipertensión, retención nitrogenada, etc. De hecho se trata de la causa más frecuente de fallo renal en la etapa neonatal.

A nivel de hígado y sistema hematológico puede darse leucopenia, trombocitopenia y lecucitosis derivadas de la asfixia. En general se produce una elevación de los niveles de transaminasas y disminución de protombina.
Aparecen úlceras con frecuencia como consecuencia de la bajada del tránsito intestinal a nivel de sistema digestivo e incluso necrosis intestinal y enterocolitis necrosante.

A nivel metabólico es la determinación del pH en la arteria umbilical el mejor de los diagnósticos ya que la acidosis metabólica es la manifestación más común de la hipoxia.

Secuelas

Es importante saber que la incidencia de la asfixia o hipoxia perinatal puede alcanzar alrededor del 0.3% de los recién nacidos. Además de los problemas de supervivencia que puede suponer ya que no todos los afectados sobreviven a esta circunstancia, existen una serie de secuelas que pueden llegar a ser muy importantes y afectar gravemente al recién nacido. En función del grado de intensidad del fenómeno pueden no darse ningún tipo de secuelas; podemos hablar de un 20 a un 30% de secuelas neurológicas a largo plazo e incluso en la situación más grave hasta un 95% de secuelas de gran gravedad para aquellos que sobrevivan.

Vista la gravedad de esta complicación y las importantes secuelas que pueda tener, entendemos la buena nueva que esta reciente tecnología supone. Existen ya estudios internacionales que avalan sus buenos resultados, llegando incluso a disminuir la discapacidad de los recién nacidos afectados de hipoxia. La Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales del Servicio de Pediatria del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo ha tratado ya varios casos, todos con muy buenos pronósticos.

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Autor

 Neus Ferrando
Neus Ferrando
Embrióloga
Licenciada en Biología por la Universidad de Valencia (UV). Postgrado en Biotecnología de la Reproducción Humana Asistida por la Universidad Miguel Hernández de Elche (UHM) con experiencia como responsable de laboratorio de Embriología y Andrología en el Centro Médico Manzanera. Más sobre Neus Ferrando

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