El sistema inmune es un complejo mecanismo de protección en el que células especializadas detectan invasores y reconocen elementos extraños al cuerpo, atacándolos. El embarazo es una situación excepcional en la que conviven dos organismos con dos sistemas inmunes distintos, la madre y el embrión, y que el cuerpo tiene que soslayar para permitir el nacimiento de una nueva vida. En las enfermedades autoinmunes el cuerpo reconoce como ajeno alguna estructura celular del propio cuerpo, y reacciona contra él, provocando complicaciones locales o a nivel de todo el organismo.
A continuación tienes un índice con los 4 puntos que vamos a tratar en este artículo.
¿Qué es?
La Miastenia Gravis es una enfermedad autoinmune que afecta a las uniones neuromusculares de los músculos de contracción voluntaria: la contracción del músculo esquelético, se controla por unas sustancias químicas llamadas neurotransmisores que vuelan por el espacio existente entre el final de una neurona y su receptor, en este caso en un músculo.
Uno de estos neurotransmisores es la acetilcolina, y en una persona sana, la acetilcolinesterasa es una enzima que retira el exceso de acetilcolina del espacio sináptico (el espacio por el que los neurotransmisores vuelan hasta el receptor).
En la miastenia hay anticuerpos que reconocen los receptores de la acetilcolina e impiden que la transmisión se haga correctamente, provocando fatiga muscular y debilidad muscular fluctuante entre otros efectos.
Algunos de los síntomas de esta enfermedad son la visión doble, el párpado caído, dificultad para hablar, fatiga… y acciones en los que las contracciones voluntarias están implicados. La más problemática para llevar a cabo un embarazo es la dificultad para respirar por la debilidad de los músculos de la caja torácica.
Con un tratamiento de inhibidores de la acetilcolinesterasa es posible llevar una vida normal, y el embarazo puede llevarse a cabo con una supervisión estrecha por parte del especialista.
Embarazo con miastenia
La evolución de la Miastenia en el embarazo no es predecible, se han registrado casos de mujeres embarazadas en las que la miastenia se incrementa, en otros se mantiene al mismo nivel que previo al embarazo e incluso en ocasiones remiten los síntomas. Aun cuando la miastenia no se agrava, sí que se ha reportado una mayor fatiga y debilidad por el aumento de peso inherente a la gestación.
La medicación con inhibidores de la acetilcolinesterasa no traspasa la placenta, con lo que puede mantenerse en el embarazo. El uso del inmunosupresor prednisona también está permitido, pero el uso de otros inmunosupresores es controvertido por presentar efectos mutagénicos. Según los estudios, la dosis de inhibidor de la acetilcolinesterasa no tiene que variar durante el embarazo, sólo dependerá de la gravedad del cuadro.
Las mujeres con miastenia que se queden embarazadas, deben consultar con el ginecólogo que deberá observar la evolución de la enfermedad durante la gestación. Se aconseja aumentar las horas de reposo, que reduce la intensidad de los efectos de la miastenia, y estar alerta a posibles incrementos de síntomas.
Complicaciones prenatales, parto y perinatales de la miastenia
La capa muscular del útero, el miometrio, está compuesto por músculo liso, y por tanto la miastenia no afecta a su funcionalidad. Es en el trabajo del parto el momento en el que la Miastenia puede marcar la diferencia: la primera parte, la dilatación, es más rápida que en una persona sin esta afección, pero en la segunda parte, expulsiva, donde los músculos abdominales cobran importancia, puede haber complicaciones en el empuje, y es posible necesitar fórceps para ayudar al nacimiento.
La cesárea únicamente se indica cuando sea necesaria, y la anestesia se ha de limitar en la medida de lo posible, a anestesia local, evitando los relajantes musculares.
Miastenia Gravis Neonatal
La miastenia no afecta al desarrollo fetal correcto del bebé durante el embarazo.
Un 10-20% de los niños nacidos de madre miasténica presenta un cuadro transitorio de debilidad generalizada en los primeros días o semanas de vida, debido a los anticuerpos maternos que han pasado a través de la placenta, y síntomas característicos son un llanto débil y una reducción del reflejo de succión. Se trata con pequeñas dosis de inhibidores de acetilcolinesterasa y no interfiere con el desarrollo del recién nacido.
La lactancia no está aconsejada si la concentración de anticuerpos en sangre, lo que se conoce como titularidad de los anticuerpos, es elevada o se necesitan altas dosis de inhibidores de la colinesterasa.
Podemos concluir que el embarazo con Miastenia Gravis es posible aunque requiere de un estrecho seguimiento del desarrollo de la gestación, controlar que la medicación se ajusta a las necesidades de la madre en cada momento y que en caso de aparecer en el recién nacido, se diagnostique y se trate con eficacia.
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