El desarrollo visual del bebé se establece de una manera progresiva comenzando cuando todavía es un feto en el momento en que se forman los ojos, allá por la novena semana del embarazo, hasta la formación de los párpados que le permite cerrarlos.
Nada más nacer, es normal que los bebés no vean bien (no ven prácticamente nada) así que no hay que preocuparse. Simplemente, requieren un proceso de adaptación.
A continuación tienes un índice con los 4 puntos que vamos a tratar en este artículo.
Primeros estímulos
Por eso, nada más sale del vientre de la madre el recién nacido abre los ojos, pero en el transcurso de las horas siguientes es normal que permanezca con ellos cerrados. Poco a poco comenzará a percibir distintos estímulos que harán que actúe la parte del cerebro correspondiente a la vista.
En un principio, dichos estímulos suelen ser sombras. Inmediatamente después, una de las primeras cosas que el bebé es capaz de percibir es el rostro de la madre aunque nunca a una distancia mayor de 20 centímetros.
Fases de la visión del bebé
Durante las primeras semanas de vida, las tres primeras aproximadamente, el bebé no ve demasiado bien y le cuesta enfocar con ambos ojos al mismo tiempo. En este periodo de tiempo sólo es capaz de fijar su mirada en la cara de la madre y de identificarla. Al fin y al cabo es la persona que más está con él, más cerca y que le alimenta.
A partir del primer mes de vida, el bebé comienza a ser capaz de percibir algunos colores o puntos de luz, aunque se dice que ve todo doble ya que todavía no ha logrado la nitidez necesaria.
Los dos meses de vida comienzan a ser determinantes para la visión del bebé ya que comienza a distinguir colores, especialmente el rojo y el blanco, e incluso en ocasiones dedica alguna sonrisa a los familiares, normalmente a los que pasan más tiempo con el pequeño que es a los que más fácilmente reconoce. Aunque está visión sólo alcanza entre los 30 y los 60 centímetros de distancia. Algunos son capaces de distinguir aquellos objetos que se encuentran en movimiento. Los juguetes que suelen estar colgados en la cuna son útiles para ayudarle a fijar la vista. Además, juega un papel fundamental el hecho de que el pequeño comienza a controlar su cabeza.
Los siguientes meses de vida, aproximadamente hasta los seis, es habitual que el lactante comience a intentar alcanzar objetos y a seguir movimientos, especialmente los de sus padres. Un hecho bastante importante es que descubre sus manos. Se suelen mirar mucho las manos y es comienza a mirar fijamente cualquier cosa.
A partir de los 6 meses el pequeño comienza a distinguir bien la diferencia entre cerca y lejos.
Puede ocurrir que en sus primeras semanas de vida el bebé presente los ojos no alineados y que uno actúe sin el consentimiento o la coordinación del otro. Este estrabismo en el bebé suele ser habitual hasta los cuatro primeros meses de vida y después se corrige. En ocasiones, es más una sensación de los padres dadas las características de las facciones del bebé. Sin embargo, si este estrabismo persiste es conveniente solicitar el consejo de un especialista.
Estimular la visión del bebé
Estimular la visión del bebé es un trabajo de los padres y es recomendable para que éste logre alcanzar su madurez visual. Durante los tres primeros meses de vida suelen percibir el contraste blanco y negro y el segundo trimestre van añadiendo otros colores como el rojo y el azul.
Es recomendable para esta estimulación, por tanto, utilizar objetos con colores vivos para que distinga los contrastes y también que éstos tengan diferentes volúmenes y formas.
Además, se recomienda que dichos objetos sean mostrados a una distancia de entre 25 y 30 centímetros.
Es aconsejable que el pequeño realice su primera revisión ocular una vez cumplidos los seis meses de vida con el fin de detectar posibles problemas si es que los hay.
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