Parejas marroquíes viajan a España para tratamientos de fertilidad

Por (embrióloga).
Actualizado el 27/11/2014

Los elevados precios de los medicamentos y debido a las numerosas prohibiciones que envuelven la reproducción asistida, cada vez más parejas procedentes de Marruecos viajan a España para someterse a tratamientos de infertilidad.
Venir a España

Chraibi, director del servicio de Ginecología en el hospital público CHU de Rabat, único equipado con un centro de reproducción asistida, explica que los profesionales llevan dos años esperando una ley que regule una actividad tolerada, aunque muy cara y sin un marco jurídico preciso.

El ministro de Sanidad Huseín Luardi dijo ante una comisión parlamentaria que su Gobierno ultima los detalles para una ley específica que ponga orden en esta cuestión, pero Chraibi recordó que los profesionales llevan ya dos años esperando esa ley. Actualmente, una operación de reproducción asistida en el sector privado cuesta entre 20.000 y 25.000 dirhams (1.800-2.300 euros), una cifra muy elevada que solo se pueden permitir ciertas clases sociales, aunque muchas parejas se endeudan para llevarla a cabo, aseguró el médico.

Una de las razones del alto precio es la carestía de los mismos medicamentos y las hormonas relacionadas con la preparación previa al tratamiento, que cuestan aproximadamente el doble que en España, y que hace que muchas parejas viajen a España para poder proporcionárselo.

Motivos de Religión

Por razones religiosas, existen una serie de diferencias entre un país y otro en relación a los tratamientos pero además, hay otra cuestión ligada a la donación de esperma y de ovocitos. Mientras en España es legal adquirirlos de donantes anónimos (en bancos de semen), en Marruecos está estrictamente prohibido por razones que comentábamos antes, lo que no impide que muchas parejas viajen al país vecino para hacer que la mujer sea tratada en España y regrese a su país embarazada.
Viajar a España por TRA
La ley que el Gobierno marroquí ha estado discutiendo en los últimos meses provocó restricciones en este sentido por parte del sector médico, ya que preveía penas muy duras, que llegaban hasta perpetuidad en el caso de que se detectara una donación anónima, o de 20 años de cárcel si se omitía el nombre de uno de los padres en el registro de documentación. Además, ese proyecto obligaba a que los centros de reproducción estén dentro de clínicas y hospitales, lo que limitaba en gran medida su expansión.

Chraibi recordó que el "vacío jurídico" en el que se mueven actualmente las clínicas de reproducción permite toda clase de irregularidades y hasta de fraudes, pues a veces los hombres aportan el esperma desde sus propias casas y es imposible saber con certeza si es el suyo o el de algún otro varón fértil.

En Marruecos, donde la infertilidad afecta a entre un 10 y un 15 % de las parejas, existe desde hace un año y medio un único centro público de reproducción asistida, pero no funciona por no disponer de financiación para costear los caros medicamentos ni los sofisticados servicios para mantenerlo en funcionamiento, lamentó Chraibi.

En esta cultura y en cualquiera, no poder tener hijos es una noticia tan grave como descubrir un cáncer, recordó. No hay mujer que tenga este problema y no empiece su visita llorando delante de mí.

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Autor

 María Rodríguez Ramírez
María Rodríguez Ramírez
Embrióloga
Grado en Biología y Grado Superior en Laboratorio Clínico y Biomédico por la Universidad de Valencia (UV). Más sobre María Rodríguez Ramírez

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