Lo que hasta ahora parecía una medida razonable para minimizar el riesgo de heridas postquirúrgicas o endometriosis, se pone en duda con un estudio reciente realizado por la doctora Christina M. Cifres de la Escuela de Medicina en Washington University de St. Louis, Missouri.
Dicho estudio se ha realizado con una muestra de 585 mujeres de las cuales, aproximadamente el 50% recibieron el protocolo estándar (dos litros de oxígeno por minuto mediante sonda nasal y exclusivamente durante el parto) y el 50% restante fueron tratadas con O2 suplementario (diez litros de oxígeno por minuto con mascarilla durante el parto y las dos horas posteriores al mismo). Se realizó un seguimiento a las pacientes durante 1 mes después de la cesárea. Los resultados, en cuanto a infecciones y desarrollo de endometriosis, fueron del 8.4% en el primer grupo y 12.2% en el segundo grupo con lo cual la diferencia no es estadísticamente significativa.
La base para esta medida parece bastante razonable ya que las heridas son hipóxicas y por lo tanto, cabría esperar que al aumentar la tasa de oxígeno inspirado y por tanto, la presión de oxígeno en la herida, se redujese el riesgo de desarrollar infecciones tras la intervención quirúrgica. Sin embargo, el estudio demuestra que no necesariamente se ve disminuida la tasa de infecciones, de modo que este oxígeno suplementario, no parece ser la solución esperada.
La conclusión a la que llegó el grupo de trabajo es literalmente la siguiente: “dado que no observamos un beneficio del O2 suplementario en la reducción de la morbilidad infecciosa postquirúrgica durante el estudio o en un subgrupo, no recomendamos su uso para prevenir la morbilidad infecciosa después de la cesárea”. De este modo, el uso o no de oxígeno suplementario durante y después de las cesáreas quedará condicionado a las necesidades de la madre y del feto.
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