Investigadores de la Universidad Complutense de Madrid han llevado a cabo un estudio que analiza y estudia la alimentación durante el embarazo. Dicho análisis fue publicado en el European Journal of Clinical Nutrition y muestra que la calidad de la dieta materna durante la gestación es fundamental en el crecimiento fetal y en los niveles de insulina y glucosa al nacer.
Estos índices alertan de una predisposición a padecer enfermedades como la diabetes o el síndrome metabólico.
El fenotipo ahorrador
Estudios anteriores demostraban que cuando la madre no ingiere suficientes alimentos durante el embarazo, se reduce en el feto, la cantidad de glucosa a otros tejidos para asegurar un aporte correcto al cerebro lo que provoca un menor crecimiento fetal.
Este mecanismo adaptativo se conoce como hipótesis del fenotipo ahorrador de Barker. Según este concepto, los cambios que experimenta el metabolismo en etapas vitales precoces, forzados por condiciones adversas, quedan programados, es decir, la adaptación a este tipo de circunstancias se vuelve permanente. Esto conlleva la posibilidad de que los cambios precozmente inducidos que quedan programados no sean beneficiosos para la vida adulta.
Explica a SINC Francisco J. Sánchez-Muniz, investigador de la Universidad Complutense de Madrid y uno de los autores de este estudio que sin embargo, son menos conocidos los efectos de un desequilibrio entre grasas, proteínas e carbohidratos, es decir, el efecto durante la gestación del consumo de dietas occidentales que se alejan del tipo mediterráneo.
De esta forma, el nuevo trabajo, que forma parte del Estudio Mérida, una macroinvestigación que analiza diferentes parámetros de los recién nacidos y sus madres, revela que, cuando las gestantes asimilan cantidades adecuadas de energía, sus hijos tienen un peso normal al nacer, del orden de 3,3 kilogramos a 3,5 kilogramos.
No obstante, más de la mitad de las mujeres consumen dietas de baja calidad que aportan muchos productos de origen animal ricos en grasas saturadas y pocos hidratos de carbono procedentes de verduras o legumbres. Además, más de la tercera parte sigue un patrón lejano al de la dieta mediterránea, señala Sánchez-Muniz. Es destacable que las mujeres durante el embarazo no cambian la forma de comer ni la calidad de su dieta.
Efectos de una dieta incorrecta
Los expertos afirman que cuando una mujer come de forma inadecuada durante el embarazo, el niño nace con un perfil diabetogénico, es decir, que tiene elevado en suero la glucosa, la insulina y un marcador de resistencia a esta. Esto confirma la influencia de la dieta sobre el desarrollo del páncreas fetal y sobre la concentración de glucosa e insulina al nacer.
La diabetes gestacional aumenta el riesgo de diversas complicaciones obstétricas como son: sufrimiento fetal, macrosomía, muerte intrauterina y problemas neonatales.
Es importante concienciar a las madres de la importancia de comer bien durante la gestación, con dietas equilibradas. También urge continuar los estudios en esta misma población para conocer cómo evolucionarán en el tiempo los niños y así evitar o, al menos paliar, el desarrollo de estas enfermedades de alta prevalencia en nuestra sociedad.
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