Autoexploraciones con sonogramas vaginales ayudan en RA

Por (embrióloga).
Actualizado el 05/12/2014

Durante la etapa de estimulación ovárica, se realizan sonogramas vaginales para determinar la cantidad y el tamaño de los folículos de las pacientes. Esto sirve para ajustar la dosis diaria de gonadotropinas y saber cuándo hay que aplicar las inyecciones de hCG. También se detectan los signos tempranos del síndrome de hiperestimulación ovárica (SHO).
Ecografía

El Síndrome de Hiperestimulación Ovárica es un problema que algunas veces se ve en mujeres que toman medicamentos para la fertilidad que estimulan la producción de óvulos. Si estos medicamentos estimulan demasiado los ovarios, estos pueden resultar muy hinchados y el líquido puede escaparse al área del vientre y del pecho.

El equipo de Jan Gerris, del Hospital de la Universidad de Gante, Bélgica, convocó a 123 mujeres, menores de 41 años, con dos ovarios y que estaban bajo tratamiento con el método ICSI(inyección intracitoplasmática de espermatozoides).

Al azar, se las organizó en dos grupos: 59 aprendieron a utilizar un equipo de televigilancia endovaginal (SOET, por su sigla en inglés) y a otras 62 mujeres, un profesional de la salud les realizó ultrasonografías endovaginales (no SOET). Ambos grupos tenían características similares (edad, edad de la pareja, IMC, tabaquismo y tiempo de subfertilidad).

Método de aprendizaje

Las pacientes que utilizaron el SOET aprendieron a utilizar una sonda vaginal de sonografía para registrar imágenes en 2D del útero y los ovarios, dichas imágenes se transmitieron por un ordenador portátil equipado con un software especial, que desarrolló el Departamento de Ingeniería de la universidad y de Laborie, Canadá.

Los autores interpretaban las imágenes y les indicaban a las pacientes continuar o ajustar la terapia hormonal, además de programar el siguiente sonograma. Si los folículos estaban maduros, se programaba la inyección de hCG y la paciente devolvía el ordenador.

SHO

Los resultados clínicos fueron estadísticamente similares entre los grupos. La cantidad promedio de oocitos en metafase II detectada por ultrasonido fue ocho en las usuarias del SOET y siete en el otro grupo. El 25 por ciento de las usuarias del SOET quedó embarazada, versus el 26 por ciento del grupo control.

Las participantes evaluaron el nivel de satisfacción propio y de sus parejas con el proceso, la percepción de empoderamiento, la participación activa de la pareja, el nivel de estrés y la preocupación con el nivel de discreción.

Las usuarias del SOET siempre calificaron cinco de esos apartados más positivamente que las otras mujeres.
El estrés fue la excepción: casi todas las participantes habían padecido estrés durante el proceso de monitoreo folicular y la estimulación ovárica, la organización y la logística, y el uso de una técnica nueva. Las usuarias del SOET comentaron que el estrés disminuyó tras aprender a utilizar la sonda y visualizar mejor los folículos.

El costo promedio de cada intento con el SOET (455 euros)fue la mitad del enfoque no SOET (894 euros). Eso incluye la pérdida de productividad y los costos de traslados al centro que fueron mucho más altos en el grupo control (no SOET).

Aunque los autores habían considerado una muestra más grande, consideran que los resultados sirven para demostrar que el SOET es tan efectivo como el enfoque no SOET para el monitoreo de la estimulación ovárica en las pacientes bajo tratamiento de fertilidad y con la mitad de costo.

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Autor

 María Rodríguez Ramírez
María Rodríguez Ramírez
Embrióloga
Grado en Biología y Grado Superior en Laboratorio Clínico y Biomédico por la Universidad de Valencia (UV). Más sobre María Rodríguez Ramírez

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