En 2005, en Reino Unido se retiró el derecho al anonimato en la donación de semen. Además de caer en picado la oferta, la edad de los donantes aumentó sensiblemente y con ello, las dudas sobre si debido a ello se hundirían las tasas de éxito en los procesos de reproducción asistida. Se llevó a cabo un estudio que ha analizado la información de 230.000 donaciones y 39.282 tratamientos (tanto inseminaciones como tratamientos in vitro).
Aunque hay muchas evidencias sobre un descenso en la calidad del esperma con la edad, dicho estudio británico demuestra que esto no se traduce necesariamente en una reducción de la tasa de fecundidad de los hombres a medida que envejecen. El trabajo se ha presentado en el congreso que celebra la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología que se celebra en Múnich (Alemania).
Como se esperaba, las diferencias en cuanto a la edad de las mujeres son evidentes. Mientras la tasa de éxito, de inseminaciones y de tratamientos in vitro, entre las más jóvenes fue de una media del 29%, en el grupo de más edad, este porcentaje cae a la mitad (14%).
Sin embargo, las edades de los donantes no son relevantes. Incluso, en algún caso, ser mayor ofrece más garantía de éxito. La tasa de nacidos vivos entre pacientes jóvenes fecundadas en tratamientos in vitro con espermatozoides de hombres menores de 20 años es del 28,3% frente al 30% en las que se empleó semen de donantes de entre 41 y 45 años. En el caso de inseminaciones, las diferencias también son inapreciables: 9,7% con semen de hombres por debajo de los 20 años y 12% de muestras de aquellos entre 41 y 45 años.
Estudio más allá del parto
Destaca Antonio Requena, del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), que el volumen de información que se maneja en dicho estudio es muy elevado, pero presenta una serie de debilidades:
- En primer lugar, el sesgo que existe al analizar sólo el semen empleado en ciclos de reproducción ya que estas muestras han pasado una selección previa en las clínicas de reproducción. Forman parte de sus bancos, lo que implica que se han descartado aquellas muestras de voluntarios con espermatozoides escasos o con problemas de movilidad. Se trata de semen con buenas características.
- Por último, el estudio se fija en los niños nacidos como resultado de los tratamientos para manejar las tasas de éxito. No analiza qué sucede con el niño más allá del parto.
Sin embargo, hay estudios, como recuerda Requena, que recogen (en población general, no en donantes de semen) un mayor riesgo de malformaciones por causas relacionadas con la calidad del semen a partir de los 50 años.
En la población general, la edad sí que importa. Aunque es cierto que hay diferencias relevantes entre sexos. La caída de la fertilidad en las mujeres comienza a notarse a partir de los 35 años y se agudiza a los 40; cuando entre los hombres, el declive es más gradual y más tardío.
Requena recuerda que mientras en el caso de los óvulos existe un límite legal para poder donar que está situado en los 35 años, no existen limitaciones similares a la hora de aportar semen.
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